Aprendiendo con arroz

21 de enero, 2023

En alianza con

Buenos días, búhos y bienvenidos a un sábado más de El Búho de Wall Street.

Hablaremos sobre las tasas de interés, así que aprenderemos sobre el principio del interés compuesto y cómo puede ayudarnos. Por cierto, comenzaremos con la lectura recomendada, porque es la antesala a nuestro tema.

¿Qué aprenderemos en esta edición?

  • ¿Cómo perder un reino por un grano de arroz?

  • ¿Cómo seleccionar el interés compuesto?

  • ¿Cómo aprender a calcular un préstamo?

LA LEYENDA DEL TABLERO DE AJEDREZ Y LOS GRANOS DE TRIGO

El siguiente cuento fue obtenido directamente de la página Matemáticas cercanas, y este búho no quiso editarlo, porque es la mejor versión de una historia que es citada por los mejores inversionistas, incluyendo a Warren Buffet.

Si este búho pudiera recomendar un escrito para entender el mundo financiero, sería esta historia. Espero que la disfruten tanto como este búho.

"Cuenta la leyenda que hace mucho tiempo reinaba en cierta parte de la India un rey llamado Sheram. En una de las batallas en las que participó su ejército perdió a su hijo y eso le dejó profundamente consternado. Nada de lo que le ofrecían sus súbditos lograba alegrarle.

Un buen día, un tal Sissa se presentó en su corte y pidió audiencia. El rey aceptó y Sissa le presentó un juego que, aseguró, conseguiría divertirle y alegrarle de nuevo: el ajedrez.

Después de explicarle las reglas y entregarle un tablero con sus piezas, el rey comenzó a jugar y se sintió maravillado: jugó y jugó y su pena desapareció en gran parte. Sissa lo había conseguido. Sheram, agradecido por tan preciado regalo, le dijo a Sissa que, como recompensa, pidiera lo que deseara.

—Sissa, quiero recompensarte dignamente por el ingenioso juego que has inventado —dijo el rey.

El sabio contestó con una inclinación.

—Soy bastante rico como para poder cumplir tu deseo más elevado —continuó diciendo el rey—. Di la recompensa que te satisfaga y la recibirás.

Sissa continuó callado.

—No seas tímido —le animó el rey—. Expresa tu deseo. No escatimaré nada para satisfacerlo.

—Grande es tu magnanimidad, soberano. Pero concédeme un corto plazo para meditar la respuesta. Mañana, tras madurar mis reflexiones, te comunicaré mi petición.

Cuando al día siguiente Sissa se presentó de nuevo ante el trono, dejó maravillado al rey con su petición, sin precedente por su modestia.

—Soberano —dijo Sissa—, manda que me entreguen un grano de trigo por la primera casilla del tablero de ajedrez.

—¿Un simple grano de trigo? —contestó admirado el rey.

—Sí, soberano. Por la segunda casilla, ordena que me den dos granos; por la tercera, 4; por la cuarta, 8; por la quinta, 16; por la sexta, 32…

—Basta —le interrumpió irritado el rey—. Recibirás el trigo correspondiente a las 64 casillas del tablero de acuerdo con tu deseo: por cada casilla doble cantidad que por la precedente.

—Pero has de saber que tu petición es indigna de mi generosidad. Al pedirme tan mísera recompensa, menosprecias, irreverente, mi benevolencia. En verdad que, como sabio que eres, deberías haber dado mayor prueba de respeto ante la bondad de tu soberano. Retírate. Mis servidores te sacarán un saco con el trigo que solicitas.

Sissa sonrió, abandonó la sala y se quedó esperando a la puerta del palacio.

Durante la comida, el rey se acordó del inventor del ajedrez y envió a que se enteraran de si habían ya entregado al irreflexivo Sissa su mezquina recompensa.

—Soberano, están cumpliendo tu orden —fue la respuesta—. Los matemáticos de la corte calculan el número de granos que le corresponde.

El rey frunció el ceño. No estaba acostumbrado a que tardaran tanto en cumplir sus órdenes.

Por la noche, al retirarse a descansar, el rey preguntó de nuevo cuánto tiempo hacía que Sissa había abandonado el palacio con su saco de trigo.

—Soberano —le contestaron—, tus matemáticos trabajan sin descanso y esperan terminar los cálculos al amanecer.

—¿Por qué va tan despacio este asunto? —gritó iracundo el rey—. Que mañana, antes de que me despierte, hayan entregado a Sissa hasta el último grano de trigo. No acostumbro a dar dos veces una misma orden.

Por la mañana comunicaron al rey que el matemático mayor de la corte solicitaba audiencia para presentarle un informe muy importante.

El rey mandó que le hicieran entrar.

—Antes de comenzar tu informe —le dijo Sheram—, quiero saber si se ha entregado por fin a Sissa la mísera recompensa que ha solicitado.

—Precisamente, por eso me he atrevido a presentarme tan temprano —contestó el anciano—. Hemos calculado escrupulosamente la cantidad total de granos que desea recibir Sissa. Resulta una cifra tan enorme…

—Sea cual fuere su magnitud —le interrumpió con altivez el rey— mis graneros no empobrecerán. He prometido darle esa recompensa, y por lo tanto, hay que entregársela.

—Soberano, no depende de tu voluntad el cumplir semejante deseo. En todos tus graneros no existe la cantidad de trigo que exige Sissa. Tampoco existe en los graneros de todo el reino. Hasta los graneros del mundo entero son insuficientes. Si deseas entregar sin falta la recompensa prometida, ordena que todos los reinos de la Tierra se conviertan en labrantíos, manda desecar los mares y océanos, ordena fundir el hielo y la nieve que cubren los lejanos desiertos del Norte. Que todo el espacio sea totalmente sembrado de trigo, y ordena que toda la cosecha obtenida en estos campos sea entregada a Sissa. Solo entonces recibirá su recompensa.

El rey escuchaba lleno de asombro las palabras del anciano sabio.

—Dime cuál es esa cifra tan monstruosa —dijo reflexionando.

—¡Oh, soberano! Dieciocho trillones cuatrocientos cuarenta y seis mil setecientos cuarenta y cuatro.

¿CÓMO SABER CUÁL ES LA MEJOR TASA DE INTERÉS?

La enseñanza del cuento que leímos es el efecto del interés compuesto.

Una tasa de interés puede hacer que un simple arroz se convierta en dieciocho trillones cuatrocientos cuarenta y seis mil setecientos cuarenta y cuatro arroces.

Podemos escoger que estos arroces sean inversiones que van creciendo o podemos escoger que estos son arroces que debemos como el rey. Tenemos que decidir si somos Sissa o si somos el soberano.

Cuando hablamos de deudas, usualmente estamos del lado del soberano, desconociendo lo que la tasa de interés ocasiona en el efecto compuesto. La razón por la que esto nos afecta es porque la tasa de interés hace que nuestros arroces se dupliquen y la mejor tasa de interés es siempre siempre siempre la más baja y que puedan pagar.

Para ello, tienen que determinar qué tipo de interés les ofrece el banco, buscar los mejores bancos con las mejores condiciones para hacerle frente a su situación financiera. Si escogen una tasa de interés alta, podrán pasar pagando los arroces por mucho mucho tiempo.

Y es que las tasas de interés pueden ir de un 7 % para una casa, 11 % para una tarjeta de crédito hasta un 90 % para gastos de consumo.

Todo depende de su récord crediticio, del banco que escojan y de la manera en que han pagado su deuda. Si se pasan de la deuda y tienen una tasa de interés alta, se encontrarán como el soberano, sin saber que debían tanto porque el interés compuesto les ha ganado la partida.

Así que, analicen su tasa de interés y el monto de su dinero (el tamaño de su arroz).

Si todo parece apropiado, entonces puede tomar decisiones financieras claras. Y si no, saben que pueden escribirnos.

CALCULADORA DE PRÉSTAMO

La herramienta más importante es una calculadora de préstamo.

Para obtenerla, visiten páginas como la calculadora de préstamo de la SIB, que es bastante útil para utilizar. Otra puede ser esta calculadora que les permite hacer el cálculo fácilmente.

Al igual, pueden buscar calculadoras de préstamo Excel en YouTube y los lleva a excelentes videos para calcular el préstamo. De nuestra parte, les recomendamos esta.

El resultado es que antes de saber cuánto pueden crecer sus arroces, saben el monto y la tasa de interés mensual al igual que las cuotas. Una vez sepan todo esto, el resultado es saber si pueden o no pagar lo que deben.

"El interés compuesto es la fuerza más poderosa del mundo".

— Albert Einstein

¿El interés compuesto puede ser bueno?

  • No

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En la próxima edición del miércoles:

¿Cómo calculamos cuánto pagaremos por nuestras deudas?

En la próxima edición del sábado:

¿Cómo saber cuál debería ser nuestro salario para pagar deudas?

Hasta pronto,

Respuesta: Sí, en nuestra historia, Sissa salió muy bien parado por su decisión.

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